Uno de los hechos más importantes en la historia política contemporánea de Colombia, es la fundación de Centro Democrático. Nació con el objeto de conservar la vigencia de unas ideas que han contado con el respaldo mayoritario de los ciudadanos, y de proyectarlas hacia el futuro.
Ese apoyo no ha sido consecuencia de la adhesión a principios etéreos alejados de la realidad. Por el contrario, obedece a que su concreción en hechos de Gobierno le trajo beneficios al país, que los electores reconocieron otorgándole su aval en las urnas.
Por eso los votantes eligieron a Álvaro Uribe Vélez, lo reeligieron después, y posteriormente, sufragaron a favor de Juan Manuel Santos, con la creencia y esperanza de que le daría continuidad a los programas del Gobierno a cuyo servicio estuvo como ministro de defensa.
Infortunadamente, el elegido traicionó a los electores, y resolvió optar por un camino totalmente distinto a aquel que le fue señalado con claridad.Pero, no solamente decidió tomar un camino distinto. También sedujo a los parlamentarios del Partido que fue fundado por su antecesor, acudiendo a la distribución de dádivas, canonjías y “mermelada”.
Juan Manuel Santos traicionó a Uribe y a 9 millones de colombianos que votaron por él en 2010.
Sin embargo, la fuerza de la seguridad democrática era y es tan grande, que su ideólogo e inspirador decidió, con la compañía de miles y miles de compatriotas, fundar una organización política nueva. De lo que se trató fue de no dejar expósitas las ideas que han recibido el apoyo de millones de ciudadanos.
Como las semillas que se habían sembrado ya habían demostrado su fertilidad, en poco tiempo la joven colectividad empezó a cosechar. En la primera elección de congresistas en la que participó, y liderado por su jefe, quien tomó la decisión histórica de encabezar la lista, logró la elección de 20 senadores y 19 representantes a la cámara.
Con posterioridad, la formula que presentó, integrada por Óscar Iván Zuluaga y Carlos Holmes Trujillo, ganó la primera vuelta presidencial. Ya se sabe lo que sucedió en la segunda para infortunio de toda la nación.
El resultado de los comicios regionales, que son completamente distintos a los nacionales, le dejaron un sabor agridulce a la naciente agrupación, pero significaron empezar el proceso de consolidación de su presencia y organización en todos los departamentos y municipios del país.
¿Qué está sucediendo hoy?
Pues que el Centro Democrático, fundado hace tan poco tiempo, se ha convertido en el intérprete y vocero de los que quieren paz sin impunidad y sin elegibilidad política inmediata para los responsables de los más graves delitos. Se ha convertido en el canal de expresión de aquellos que rechazan que el narcotráfico sea conexo al delito político y de quienes reclaman que se le exija a las FARC los recursos que tienen para financiar programas de reparación a las víctimas, y la entrega real y efectiva de las armas, no solamente su dejación.
También es el vocero de los que se oponen a que se meta en la misma bolsa a los agentes del Estado y a los miembros de la organización terrorista, para efectos de los alivios judiciales.
Es decir, el Centro Democrático es el intérprete de millones de colombianos que quieren la paz, pero objetan muchos de los acuerdos que el Gobierno ha anunciado con los herederos de Tirofijo.
Lo que viene ahora es prepararse para ganar las próximas elecciones. Como se empiezan a mencionar nombres y a hacer encuestas, en las que no están todos los que son ni son todos los que están, es natural que exista cierto desconcierto.
Algunos preguntan aceleradamente a quién va apoyar el Centro Democrático ¿Será a Germán Vargas, Alejandro Ordóñez, Martha Lucía Ramírez o a Sergio Fajardo? A quienes tienen esa comprensible duda, por las circunstancias del momento, hay que decirles que el Partido tendrá candidato propio.
Igualmente, es necesario señalar que la colectividad debe tener las puertas abiertas para alianzas y coaliciones, al igual que para facilitar el ingreso de quienes coincidan con los pilares programáticos que se defienden. El paso que conviene dar, entonces, es el de poner en marcha el proceso de selección del candidato presidencial del partido.
Ese proceso debe ser abierto, y facilitar la movilización programática y política en todas las regiones de Colombia. Dar dicho paso no da espera y se requiere para que no haya confusiones, y se garantice la unidad del uribismo.
Lo que debe quedarles claro a quienes desde ya están proponiendo que el uribismo apoye a un candidato ajeno a su colectividad es que El Centro Democrático no es una mercancía en rebajas.
@IrreverentesCol