Los falsos testigos son una de las más grandes deformaciones que tiene la administración de justicia en Colombia. Con base en testimonios contradictorios y falaces, carentes de cualquier sustento, miles de personas ha sido condenadas en procesos donde la violación al debido proceso ha sido palmaria.
Entre las víctimas de los falsos testigos hay cientos, tal vez miles de militares a quienes la justicia ha perseguido de manera inclemente sin que medie prueba distinta que el decir del mentiroso que -motivado por prebendas económicas o promesas de rebajas de penas- para muchos jueces de la República se ha convertido en una desgraciada fuente del derecho con la que se imparte “justicia”.
Maritza Castrillón es una activista que decidió alternar las redes sociales con la acción concreta. Es confundadora de la fundación “Un Millón de Voces” –organización que en el año 2008 promovió la más concurrida marcha que se ha registrado en la historia de Colombia contra la guerrilla de las Farc- y columnista independiente, comenzó a hacer reportajes grabados con personajes de la vida nacional que bautizó con el nombre de “Charlas Sin Mermelada”.
Especialmente interesada por divulgar casos en los que se evidenciara la mano oscura de una red de falsos testigos que ha llevado a militares a la cárcel, hace varios meses buscó al Coronel Hernán Mejía Gutiérrez, cuya historia tenía en mente desde tiempo atrás. Fue así como a principios de este año, logró concretar una cita con el coronel y empezó a publicar en las redes sociales una serie de crónicas simples, producto de sus charlas con el oficial que se encuentra privado de la libertad en una guarnición militar al sur de Bogotá.
Cientos de militares están siendo condenados con base en testimonios de falsos testigos
Poco a poco, el caso del coronel Mejía, olvidado por los medios de comunicación y escondido en los intríngulis judiciales, empezó rodar en las redes sociales hasta generar una enorme expectativa por el lanzamiento de su libro “Me niego a arrodillarme”, catalogado como el más vendido en Colombia y cuyo contenido ha despertado un enorme interés en diferentes sectores de la opinión pública.
El Coronel Hernán Mejía está condenado en primera instancia a 19 años de prisión, únicamente por el testimonio de un hombre que la Fiscalía usaba en varios casos y que lidera una red de falsos testigos. El “testigo” es un reconocido delincuente que fue desestimado en procesos como el de Tasmania y la multinacional Drummond, sus actos delictivos fueron denunciado públicamente por el entonces fiscal Iguarán. Lo increíble es que su testimonio contra sí hubiera sido admitido por la justicia.
Otro caso que Maritza Castrillón se ha encargado de hacer público es el del capitán William Durán Caselles, cuya historia es escalofriante. El capitán rescató en 2002 a un niño secuestrado por el Eln. Un año después, en otra operación, dio de baja al secuestrador, un bandido conocido con el alias de “Alonso” que tenía azotada a la región donde delinquía. En 2008, la fiscalía, en vez de condecorarlo por su heroicidad, resolvió solicitar que se le impusiera a él y a algunos soldados que estaban bajo su mando, medida de aseguramiento por el asesinato de un “humilde campesino” que resultó ser el secuestrador, alias “Alonso”. El resultado: una condena de 28 años. El juez de la causa, no quiso oír los testimonios a favor del oficial, incluidos el del niño secuestrado, sus padres y un desmovilizado que estuvo bajo las órdenes de “Alonso”.
Maritza Castrillón ha ayudado a evidenciar injusticias contra los militares colombianos
El absurdo caso del capitán Durán llamó la atención de RCN, canal que hace pocos días emitió un reportaje recogiendo la dramática situación del militar injustamente condenado.
De manera silenciosa, en solitario, pero motivada por el deseo de que se haga justicia, Maritza Castrillón se ha convertido en el ángel de la guarda de muchos militares cuyas vidas han sido destrozadas por el decir de falsos testigos a los que la justicia les concede. De manera insólita, la mayor credibilidad.
@IrreverentesCol