El negocio de la Corporación Regional de Santander y en general un ejemplo de cómo funciona el negocio del medio ambiente en Colombia. Por eso no es de sorprender que tengamos crisis por el agua. Tanta tala ilegal a los ojos de las autoridades que pareciera, sacaran una ganancia con ello, nos tiene jodidos a todos.
A finales del año pasado, la Policía Nacional realizó un gran operativo debido a las denuncias que estaba haciendo la comunidad. En el operativo, se incautó una cantidad enorme de madera sin salvoconducto (Licencia que expiden solo las Corporaciones Regionales).
A los detenidos se les sindicó con delitos gravísimos como concierto para delinquir y cohecho. Una de las personas capturadas resultó hermano de un contratista de la CAS y hermano de Farley Parra, novio de la señora directora de la CAS y funcionario de la gobernación de Santander y del circulo cercano de asesores de Richard Aguilar. Como lo conté en la columna pasada, el único mérito de la señora Flor María Rangel para llegar a ser directora de la CAS fue ser allegada a la familia Aguilar.
Antes de ser nombrada directora de la CAS, Flor María creó una ONG la cual resultó la mayor contratista de gestiones ambientales en el departamento y no contenta con ello, en el 2011 la CAS a su vez contrató con la Unión Temporal Barrancabermeja por $ 3.400 millones de pesos para «reforestar extensiones de terrenos» llama la atención que es uno de esos contratos que recibió el 90% de los recursos sin ejecutarse. Dicha Unión Temporal de Barrancabermeja es socia en un 33% con la ONG que la directora de la CAS fundó.
La Contraloría intervino debido a las constantes denuncias de las personas. No se podía tapar el sol con el dedo y la llamaron a que respondiera. Salió con una explicación absurda que solo el tiempo nos dirá si es cierta o no. Dijo que la firma en efecto era la suya pero que ella no firmó.
La CAS también expide licencias ambientales para el aprovechamiento controlado de los recursos naturales. Por paradójico que suene, en varios operativos de la Policía Nacional, han encontrado licencias o salvoconducto con los sellos y firmas de la CAS pero a la hora de confrontar la información, tampoco la CAS otorgó licencia. Queda la duda que otorgan licencias si las pagan sin soporte. Como si vendieran el papelito.
A lo largo del país es triste ver cómo se explotan los recursos naturales. En las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta, fui testigo cómo por el río Guachaca, bajaban dos o tres veces por semana, alrededor de 70 barrotes de madera que traían de las profundidades de las Sierra. Llama la atención que todos son testigos, hasta la policía porque solo hay una sola vía de salida. La vía que va desde santa Marta a Riohacha, donde hay retenes de policías en toda la vía y peajes.
¿Por qué no pasa nada en Colombia con las denuncias? ¿Por qué el silencio de la Contraloría, Procuraduría y Fiscalía?
Insisto, un ministro de Ambiente que no sirve y muchos funcionarios corruptos en cargos cruciales que nos deberían garantizar el cuidado real de nuestra naturaleza. Estamos condenados a vivir sin justicia en Colombia y a que las CAS del país entreguen permisos de aprovechamiento forestal sobre predios que no tienen ninguna plantación como lo hace la Corporación Regional de con el fin de lograr de forma ficticia los salvoconductos y así poder comercializar madera de otros bosques, lo que se conoce en el argot popular, como el carrusel o mafia de la madera (La venta del papelito).
Hace una semana conseguí el celular de la directora de la CAS y le envié la columna pasada. Me sorprendió que su reacción no fue aclararme por qué tenían al jaguar en un zoológico, ni por qué usaban jaulas oxidadas para perros de mediana estatura para transportar felinos como jaguares. Lo que sí me aclaró es que ella no era ninguna señora sino una «doctora».
Pd: «Doctora» Flor María, aun estoy esperando el correo electrónico que quedó en enviarme al día siguiente.
Publicado: mayo 18 de 2016