Por Paola Holguín Moreno
Senadora-Centro Democrático
El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, anunció el lunes 9 de mayo, el cierre de la frontera con Colombia para evitar el paso de inmigrantes ilegales y de droga, pues según el Mandatario, “la producción y embarque de drogas se ha duplicado en los países vecinos, específicamente en Colombia”.
Este anuncio más que sorprender, es una nueva evidencia del fracaso en la política antinarcóticos del Gobierno colombiano y una muestra más de sus débiles relaciones internacionales.
¿Por qué hago esta afirmación?. Porque durante el Gobierno Santos los cultivos de amapola crecieron 13% (entre 2010 y 2014), los cultivos de coca han aumentado un 59% (pasando de 100.000 hectáreas en 2010 a 159.000 hectáreas el año anterior), y la producción potencial de cocaína se multiplicó en un 75%. Porque el Gobierno no sólo suspendió la fumigación de cultivos lícitos, sino que acabó con la erradicación manual y la sustitución.
Según el gobierno de Estados Unidos, de 2010 a 2014 la erradicación aérea de coca disminuyó un 43% y la manual un 73%. Las cifras del Ministerio de Justicia a 2015 hablan de una caída del 69% en la erradicación manual. De igual manera, el número de Policías destinados a labores de erradicación se ha reducido un 39%, el número de personas en los Grupos Móviles de Erradicación bajó un 70% y el número de Familias Guardabosques decreció un 40%.
El de Panamá es uno más de los reveses de la equivocada política exterior colombiana durante el gobierno de Juan Manuel Santos
Pero no sólo existen dificultades con Panamá. Desde agosto de 2014 está cerrada la frontera con Venezuela y han sido miles los colombianos que han padecido estigmatización, persecución, desplazamiento forzoso, confinamiento, aislamiento y xenofobia por parte del régimen de Maduro. A esto debemos sumar que en el momento en que Colombia buscó apoyo en la OEA, nos dejaron solos.
El Gobierno de Juan Manuel Santos parece haber confundido la diplomacia y la vocación democrática de diálogo, con el silencio cómplice y servil ante un régimen antidemocrático como el de Nicolás Maduro, que menoscaba las libertades y los derechos de su pueblo; protege y alberga al terrorismo; tortura, desplaza y criminaliza a los colombianos.
Finalmente, y no menos grave, está la situación en La Haya donde se profirió un fallo de despojo de más de 73 mil kilómetros de mar contra Colombia, y parece que ésta instancia continúa avalando los intereses de Nicaragua contra nuestro país, frente a la incapacidad de una Cancillería que en lo único que ha mostrado fortaleza es en el crecimiento de la nómina y los gastos.
@PaolaHolguin