Iván Cancino: Un error que aún se puede corregir

Iván Cancino: Un error que aún se puede corregir

El ex presidente Álvaro Uribe fue elegido en 2013 por History Channel como el colombiano más representativo de todos los tiempos.
Durante varias semanas, miles de personas votaron a través de Internet y el ex mandatario antioqueño resultó electo por encima de figuras inmortales como Gabriel García Márquez y Antonio Nariño y Álvarez.

Traigo a colación el anterior hecho histórico para resaltar que, si bien puede ser exagerado decir que es el más importante de toda la historia de Colombia, Uribe es un hombre muy influyente, un fenómeno político y el más destacado de los colombianos de los últimos 50 años.

Cómo será de importante el ex gobernante que en 2010 hizo algo sobrenatural: consiguió que alguien que no había sido siquiera edil de Usaquén fuera elegido presidente de Colombia.
En 2013 Uribe fundó el Centro Democrático con un objetivo claro: ganar la Presidencia de la República en 2014 con un candidato de la casa. Para conseguir ese fin, Uribe hizo algo inédito en la historia política del país en cuanto se refiere a ex presidentes: encabezó una lista al Senado y se hizo acompañar de un grupo de amigos para que –como dice José Obdulio Gaviria– le hicieran la segunda en la Cámara Alta.

Uribe, con su Centro Democrático, fue el real vencedor de aquellas votaciones parlamentarias de 2014. Aquel domingo 9 de marzo el país se acostó con el partido de Uribe como cómodo ganador de las elecciones. Al día siguiente, sin embargo, ese mismo país se enteró de que entre la una y la cinco de la mañana del lunes los resultados habían cambiado y que el “ganador” había sido el Partido de La U del presidente Juan Manuel Santos.

(Aquí entre nos, doctor Santos, usted sabe que estoy mamando gallo con el comentario de que hubo fraude en aquellos comicios ya que doy por descontado que un hombre de su estatura política, un estadista a todo dar, Premio Nobel de Paz por demás, sería incapaz de robarse unas elecciones).

Pues bien, Uribe llevó al Senado a 19 de los que él llama compañeros de lucha, a 19 amigos. Salieron electos, por ejemplo, personalidades como María del Rosario Guerra, Ana Mercedes Gómez, Paloma Valencia, Iván Duque, Ernesto Macías y José Obdulio Gaviria.

Han sido tres años y medio en los que senadores como los mencionados anteriormente se han jugado la vida por Uribe. Lo han defendido a muerte y, sobre todo, se la han jugado para que los terroristas de las Farc no se queden con lo poco que queda del país de Santos.

Recuerdo nítidamente a José Obdulio batiéndose como león herido, en defensa de Uribe, cuando el controvertido senador Iván Cepeda se inventó en 2015 un debate lleno de refritos y mentiras para atacar al hoy senador-ex presidente. Iván Duque también ha tenido una legislatura destacada, tanto que en este momento se vislumbra como el casi seguro candidato del uribismo a la Presidencia de Colombia. Pese a su juventud, Duque ha demostrado que está preparado para todo –hasta para llegar a la Casa de Nariño– y, lo más importante, sin traiciones a Uribe (aló, aló, ¿doctor Santos?).

Las mujeres, por su parte, han sido más que fundamentales en el Centro Democrático. De hecho, en las elecciones pasadas Uribe puso detrás de él, en la lista cerrada al Senado, a cuatro de ellas. Y ni qué decir del temple de doña Tania de Plazas Vega. Ella, discretamente, lleva casi cuatro años luchando por la familia militar. Sin exagerar, se ha convertido en una especie de madrina para nuestros uniformados.

Por todo lo anterior, causa extrañeza que Uribe cometa la torpeza de abrir la lista al Senado para las elecciones de marzo de 2018. En realidad, el ex presidente, en la Cámara Alta necesita es amigos y personas leales y preparadas –como los actuales senadores del CD– y no a ciertos políticos tradicionales que se juagan la boca diciendo que son capaces de sacar 3.000 o 4.000 votos.

Presidente Uribe: aún está a tiempo de enmendar el error. El próximo Congreso estará lleno de terroristas de las Farc y usted lo que necesita es amigos para defenderse de ellos. Supongamos por ejemplo que a José Obdulio le falten 100 votos para llegar al Senado. ¿Será que el que lo derrotó es capaz da batirse en el Parlamento, como lo haría él, con un Iván Márquez o un Jesús Santrich? Desde luego que no. Le temblarían los pantalones y algo más.

Presidente Uribe: no cuente ni haga contar a sus amigos. Usted ponga los votos –por demás en millones– que los José Obdulios, Palomas, Rangeles, Macías y Amines harán lo que les compete y, sobre todo, a la perfección.

@CancinoAbog

Publicado: diciembre 8 de 2017